Asale: Nurturing unity of spirit in pursuit of common goal

16 SEP 2023

El presidente de un seminario etíope interviene en la segunda de las tres sesiones de la Asamblea sobre “Un cuerpo, un Espíritu, una esperanza”

“La unidad está en la naturaleza de la Iglesia”, por lo que la tarea de las personas cristianas es alimentar la “unidad en el espíritu” mediante un diálogo abierto y respetuoso en pos de un objetivo común. Este fue el mensaje central de la presentación del Rev. Dr. Bruk Ayele Asale, presidente del Seminario Mekane Yesus (MYS, por sus sigla en inglés) de Etiopía, para las personas que participan en la Decimotercera Asamblea de la Federación Luterana Mundial (FLM) en Cracovia (Polonia).

En la Asamblea, que es el máximo órgano de decisión de la FLM, celebrada del 13 al 19 de septiembre, se reúnen líderes y representantes de las iglesias de todo el mundo.

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Rev. Dr Bruk Ayele

Rev. Dr. Bruk Ayele Asale, presidente del Seminario Mekane Yesus de Etiopía, dirigiéndose a las personas que participaron en la Decimotercera Asamblea de la FLM durante la sesión plenaria temática sobre “Un Espíritu”. Foto: FLM/Albin Hillert

El MYS es la institución de formación teológica superior de la Iglesia Evangélica Etíope Mekane Yesus (EECMY, por su sigla en inglés). Con más de 12 millones de miembros, es la mayor de las 150 iglesias luteranas que componen la comunión mundial de la FLM. Es una iglesia muy diversa, que representa diferentes tradiciones litúrgicas luteranas y reformadas, con congregaciones formadas por personas de los distintos orígenes étnicos y lingüísticos del país.

En su intervención en la segunda de las tres sesiones plenarias dedicadas al tema de la Asamblea, “Un cuerpo, un Espíritu, una esperanza”, Asale comenzó señalando que el llamado de las iglesias a la unidad es urgente hoy, como lo era en tiempos de San Pablo, cuando había “fragmentación y desintegración” entre los hijos e hijas de Dios.

El llamamiento a la “unidad de espíritu es indispensable porque todas las iglesias confiesan y predican sinceramente que pertenecen a Cristo”.

Rev. Dr. Bruk Ayele, Presidente del seminario Mekane Yesus de Etiopía.

Reflexionando sobre algunos de los distintos espíritus que se ciernen sobre el mundo actual y provocan sufrimiento y división, señaló “la opresión sistémica global, la división entre Norte y Sur, Oriente y Occidente, la brutalidad de quienes tienen el poder y el lamento interminable de quienes no lo tienen”. Habló de conflictos como la guerra civil en su propio país, así como de luchas entre grupos étnicos y clanes que han causado muertes y destrucción de iglesias. “Este es el resultado de un espíritu de odio”, afirmó, “un espíritu que se opone a la unidad y al Espíritu Santo”.

En el ámbito religioso, señaló las “innumerables teologías engañosas” que se utilizan para explotar y controlar a las personas pobres y vulnerables, violando “la dignidad humana inherente y poniendo en peligro las vidas de las personas”. Afirmó que este problema se da en muchos lugares del mundo y mencionó el caso reciente de Kenia, donde cientos de personas que eran seguidoras de una secta murieron de inanición después de que su líder las convenciera para que ayunaran hasta morir.

El llamado a la “unidad de espíritu es indispensable”, afirmó Asale, “porque todas las iglesias confiesan y predican sinceramente que pertenecen a Cristo y viven por la causa del evangelio”. Continuó diciendo que este llamado a la unidad se refiere principalmente al “movimiento multidimensional de iglesias y personas cristianas, cuyo objetivo es tanto la unidad visible de las iglesias como una integración de la misión, el servicio y la renovación”.

Apertura, respeto mutuo y un objetivo común

Repasando la historia del movimiento ecuménico, iniciado hace más de un siglo, señaló cómo la búsqueda de la “unidad en el espíritu entre las iglesias puede y debe construirse en el ámbito mundial, regional y local”. Esto no significa “someterse a la identidad las unas de las otras”, señaló, sino que “más bien consiste en tratar a todas las personas por igual y con justicia”, tomando conciencia de que las iglesias miembro y las comuniones mundiales en su totalidad necesitan la colaboración mutua para afrontar los desafíos de nuestros tiempos.

Señaló que el progreso en el camino hacia la unidad requiere, en primer lugar, apertura o “disposición para la transformación y la renovación a través de lo que se aprende de otras personas”. En segundo lugar, requiere respeto mutuo para superar los estereotipos negativos y “la tendencia a demonizar a otras personas sin justificación”. En tercer lugar, requiere el reconocimiento de que todas las iglesias comparten un objetivo común, es decir, “servir y rendir culto al mismo Señor a quien la Iglesia pertenece”.

Concluyó diciendo que, aunque experimentemos la división institucional o física, “podemos seguir siendo una unidad en el Espíritu, una forma de vida mística que experimentamos cuando vivimos en la unión de Cristo”.

Respuestas de Chile y Finlandia

En respuesta a la presentación de Asale, la obispa Izani Bruch, de la Iglesia Evangélica Luterana en Chile, destacó “lo importante que ha sido esta unidad en el Espíritu” en su contexto como líder de una iglesia minoritaria en América Latina. Formar parte de la FLM “nos empodera y nos sustenta”, afirmó, porque “sabemos que nos acompaña una comunión de 150 iglesias, así como más de 77 millones de personas luteranas y otras iglesias”. Señaló el apoyo fundamental prestado por la FLM y el Consejo Mundial de Iglesias durante los 17 años de dictadura en Chile.

Bruch habló de los desafíos que afronta su región, como la pobreza y la injusticia, la exclusión y la polarización, la incitación al odio y el creciente fundamentalismo político y religioso, así como las teologías engañosas que han provocado un retroceso en materia de derechos humanos. Afirmó que, ante estos desafíos, “la unidad en el Espíritu es un mandato evangélico, no una opción”.

Entre el cielo y la tierra

La segunda respuesta fue presentada por el teólogo finlandés y profesor del Seminario Teológico Fuller de Estados Unidos Rev. Dr. Veli-Matti Kärkkäinen, quien se inspiró en un versículo del libro de Ezequiel: “El espíritu me alzó entre el cielo y la tierra” (Ez 8:3). Desde este lugar, dijo Kärkkäinen, “escucharemos los gritos del Espíritu en medio del enorme sufrimiento y dolor”, aprendiendo a discernir “entre el Único Espíritu de Dios y los muchos otros espíritus [...] de la violencia, la opresión y la codicia”.

Utilizando las letras del nombre de Lutero para transmitir su mensaje, habló en primer lugar de ‘Latitud’, de cómo “el Espíritu se abre camino, crea espacio [...] en un mundo de actitudes y posturas estrechas de miras”. En segundo lugar, habló de la necesidad de la ‘Unidad’ en el Único Espíritu, “no de una uniformidad forzada”, sino de la unidad en la diversidad. En tercer lugar, habló del espíritu de ‘Tenacidad’, o “la capacidad de mantenerse firme en aras de aquello que es correcto y bueno para todas las personas, y para toda la comunidad cristiana”.

En cuarto lugar reflexionó sobre la necesidad de lo que denomina en inglés “Heartfulness”, es decir, “escuchar lo que la dulce voz del Espíritu les dice a nuestros corazones”. A continuación, habló sobre el ‘Empoderamiento’, o la forma en que el Espíritu “empodera a la iglesia para el discurso profético y para sanar a las personas enfermas”. Por último, habló de la necesidad de una ‘Reforma’ “siempre continua y renovada, que fue el tema que se exploró en la anterior Asamblea de la FLM en 2017”.