15 SEP 2023
Una teóloga indonesia insta a las delegaciones de la Asamblea a promover la unidad practicando la hospitalidad
(LWI) - Como comunión de iglesias, se nos interpela a “mantener unido el Cuerpo, ya sea a través de la unidad de las iglesias, [o] de la defensa de los cuerpos de las personas ante la violencia y la dominación”. En la primera de las tres sesiones plenarias dedicadas al tema de la Decimotercera Asamblea de la Federación Luterana Mundial (FLM), “Un cuerpo, un Espíritu, una esperanza”, la teóloga indonesia Rev. Dra. Benny Sinaga habló de las muchas formas en que los cuerpos humanos están quebrantados y sufren hambre, conflictos, discriminación y opresión.
En su intervención durante la tercera jornada de la Asamblea, que está teniendo lugar del 13 al 19 de septiembre, Sinaga, especialista en Nuevo Testamento y presidenta del seminario teológico para mujeres Sekolah Tinggi Biblevrouw de Sumatra del norte, reflexionó sobre lo que significa para las iglesias estar llamadas a formar el cuerpo único e indiviso de Cristo por obra del único Espíritu Santo. “El Espíritu de Dios es uno; la Iglesia, por tanto, también debe ser una; es impensable que pueda estar dividida”, afirmó.
Sin embargo, cada día, continuó, “encontramos y experimentamos este quebrantamiento en la guerra, la injusticia, la violencia, la polarización, la discriminación, el odio y el hambre”. Dio el ejemplo cercano del museo y memorial de Auschwitz-Birkenau que van a visitar los participantes durante la Asamblea, pero también otros ejemplos de horrores contemporáneos como el conflicto en la vecina Ucrania.
Sinaga añadió que la desnutrición infantil y el hambre en países como Chad, Congo, Haití, Madagascar o Yemen son también lacras que afligen a muchos cuerpos, causando enfermedad y sufrimiento en las zonas más pobres del mundo actual. “Mientras haya partes de este mundo que pasen hambre, el mundo estará enfermo, señaló.
Hablando de la pandemia de la COVID-19, recordó la forma en que el virus “atormenta el espíritu, la respiración y los pulmones”, y ha acabado con la vida de millones de personas, dejando a las familias y las iglesias llorando desconsoladamente. “Después de haber pasado por esta experiencia”, dijo, “hemos aprendido a valorar más el aire que inhalamos y exhalamos cada segundo de vida que tiene nuestro cuerpo, el significado de la familia y la iglesia rindiendo culto juntas como una comunión en un solo cuerpo, y a las personas que se encargan de cuidar de nosotros”.
Construir la igualdad, la inclusión y la unidad
Sinaga también señaló cómo se sigue excluyendo y discriminando a las personas por su color de piel, su situación económica, su educación y su género. Explicó que, en su propio país, Indonesia, “algunas mujeres (y también algunos hombres) deciden utilizar productos para blanquearse la piel” porque les preocupa ser rechazadas o menospreciadas. Instó a las delegaciones de los 99 países en los que la FLM está presente a saludarse y conocerse entre sí, y a construir y fortalecer sus relaciones no sólo durante la Asamblea de Cracovia, sino también después, cuando “volvamos a nuestras tareas cotidianas”.
En calidad de joven pastora, Sinaga hizo énfasis en cómo las mujeres siguen sufriendo violencia, discriminación, subordinación y falta de acceso a los servicios de atención de salud y a la participación en la vida política. No obstante, también destacó los avances logrados en su iglesia, la Iglesia Cristiana Protestante Batak (HKBP), fundada por misioneros alemanes en la década de 1860. En su seminario, las mujeres se forman como predicadoras y líderes, y su iglesia ordenó a sus primeras pastoras batak en 1986. Más de dos mil mujeres han sido ordenadas para diversos ministerios como pastoras, predicadoras, diaconisas, evangelistas y miembros del consejo de ancianos.
Sinaga instó a las personas que participaban en la Asamblea a promover la igualdad y la inclusión, y a construir la unidad del cuerpo de Cristo practicando “la hospitalidad como virtud para acoger a las demás personas”. Recordando el modo en que “Jesús acoge a todos los pecadores para que participen de un banquete en su mesa”, afirmó: “la cruz es la entrega de uno por muchos”. Concluyó diciendo: “La unidad del cuerpo es fruto del sacrificio realizado por Cristo, que acaba con la enemistad, la discriminación, el rechazo, la polarización, la guerra, la desigualdad, el odio y la injusticia”.
Respuestas de Sudáfrica y Alemania
En respuesta a esta primera presentación temática, la obispa sudafricana Naledzani Josephine Sikhwari, de la Iglesia Evangélica Luterana en África Austral (ELCSA), habló de las muchas etnias y lenguas diferentes que conforman su iglesia. “La diversidad de la ELCSA reside en la cultura, las lenguas y los grupos étnicos, así como en el contexto de los misioneros que llevaron el evangelio al África Austral”, afirmó. “La unidad no es fácil dentro de la ELCSA, pero nos esforzamos por la unidad en torno al evangelio en nuestra diversidad”, añadió. “Trabajar por la unidad en un solo cuerpo requiere inclusividad, integridad y tratarnos unas personas a otras con dignidad”, subrayó.
El profesor alemán Dr. Bernd Oberdorfer, de la Universidad de Augsburgo, también respondió a esta presentación reflexionando sobre la Shoah, durante la cual se quemaron los cuerpos de hombres, mujeres, y niñas y niños judíos “para eliminar cualquier rastro de su existencia”. Apuntó que, aunque la Shoah no fue iniciada ni dirigida por la Iglesia, el antisemitismo de los nazis se construyó “sobre la base de una larga historia de antijudaísmo cristiano, que aún estaba muy extendido en las congregaciones cristianas de principios del siglo XX”.
Así pues, la “exclusión deliberada de nuestras hermanas y hermanos judíos del pueblo de Dios tuvo una importante repercusión en la exclusión, discriminación y persecución del pueblo judío”, afirmó, “debilitando la voluntad de la comunidad cristiana de defender los derechos civiles y humanos de las personas judías”. Oberdorfer acogió con beneplácito el reciente recurso educativo de la FLM sobre “la renovación de las relaciones judeocristianas”, que desempeñó un papel importante en los preparativos para la Asamblea de Cracovia y culminó en el documento recientemente publicado Esperanza para el futuro.