20 SEP 2023
La Decimotercera Asamblea termina con el culto y la instalación del nuevo Consejo electo
“Avancemos como un solo cuerpo y un solo Espíritu con una sola esperanza de amar y servir a Dios”. Este fue el mensaje que quienes participaron en la Decimotercera Asamblea de la FLM enviaron al terminar el encuentro del supremo órgano decisorio de la comunión luterana.
“No hay que subestimar nunca el poder de la oración que nos une en la comunión de los santos y con nuestras hermanas y nuestros hermanos a través del tiempo y los continentes”, dijo la Rvda. Dra. Anne Burghardt, Secretaria General de la Federación Luterana Mundial (FLM) en el sermón de clausura que pronunció el 19 de septiembre, último día de la Decimotercera Asamblea.
Un punto culminante de dicho culto con Santa Comunión fue la instalación del nuevo Consejo electo, incluido el presidente, obispo danés Henrik Stubkjær. El presidente saliente, arzobispo Dr. Panti Filibus Musa, leyó el fragmento del Evangelio sobre el encuentro de Jesús con los discípulos en el camino de Emaús (Lucas 24:13-35).
La Rvda. Burghardt invitó a las delegadas y los delegados jóvenes, así como a quienes sirvieron de stewards a asistir en la inauguración y el proceso de afirmación, según el cual, las personas adultas jóvenes “son compañeras de Jesús en el camino que escuchan al Espíritu y forjan lazos de amistad, compasión y esperanza, adelantándose para dar un fuerte sentido de orientación a la comunión luterana”.
Tras llamar por nombrar a los miembros del órgano de gobierno por región, cada persona adulta joven ofreció una oración para el miembro del Consejo que tenía cerca. La secretaria general, recordó a las nuevas y los nuevos representantes de las iglesias miembro que habían sido elegidos para “ser la voz continua de las iglesias luteranas del mundo entero” y para “llevar el evangelio de la reconciliación a todas las personas, contando con la participación de todos los prójimos en la construcción de un mundo de confianza”.
La congregación afirmó que continuaría orando y apoyando a los miembros del nuevo Consejo para que lleven a cabo su labor con “generosidad, fidelidad, amabilidad, autocontrol estando dispuestas y dispuestos a dar frutos en el nombre de Jesús”.
La Rvda. Burghardt también recordó a las y los representantes de las iglesias miembro que si bien los procesos de discernimiento y toma de decisiones del supremo órgano de gobierno de la FLM habían terminado, “ahora nuestro trabajo y nuestro testimonio continúan escuchando y participando en la misión de Dios”. Reiterando el tema de la Decimotercera Asamblea, invitó a cada región de la FLM a unirse al unísono a la afirmación de que “avancemos como un solo cuerpo y un solo Espíritu con una sola esperanza”.
Profundización de la Comunión
En su sermón sobre Apocalipsis 7:9-12, la Rvda. Burghardt sostuvo que las experiencias de unidad y comprensión entre diferentes personas que se dieron en la Asamblea habían sido como estar un poquito en el cielo. “Hemos venido a reunirnos de oriente y occidente, del norte y del sur. Todas y todos hablamos distintos idiomas, pero aun así, hemos podido entendernos aquí”, afirmó. “Todas nosotras y todos nosotros necesitamos momentos como estos que nos hacen felices, enriquecen nuestras almas y nos permiten experimentar el soplo del único Espíritu Santo de Dios”.
“En medio de las injusticias y los momentos determinantes en los que parece haber derrota, negación y vergüenza, para contrarrestar la amenaza del mal, no nos ayudará hundirnos en la desesperanza”, añadió. “Alimentada por la oración y el culto, la comunión está llamada a participar en la obra de Dios de renovar el mundo”, allí donde según la imagen de Lutero, la vida ordinaria de cada día se convierte en servicio de Dios”.
Reflexionando sobre el espíritu de unidad y unicidad experimentado “una y otra vez” durante la Asamblea, la secretaria general señaló: “En ocasiones, querida familia luterana, necesitamos un momento celestial. Que Dios nos siga concediendo esos momentos de comunión con Él y entre nosotras y nosotros”.
En su envío, compartió su esperanza de que se siga profundizando en la comunión mundial. “Que Dios nos guíe y nos empodere con el Espíritu único, que trae a Jesucristo ante nuestros ojos”, pidió y añadió: “Que nuestros corazones se llenen de esa esperanza que ya hoy da sus frutos en nuestro mundo y para el mismo. Que Dios nos bendiga y que seamos una bendición para este mundo”.
Una vez terminado el culto, el arzobispo Musa, presidente saliente, declaró clausurada oficialmente la Decimotercera Asamblea.
La Iglesia Evangélica de la Confesión de Augsburgo en Polonia acogió la Decimotercera Asamblea en Cracovia, del 13 al 9 de septiembre. Participaron unas 1.000 personas, incluidas 326 pertenecientes a las delegaciones de iglesias miembro de la FLM de todas partes del mundo.